Monasterio de Piedra invita a conocer un mundo para los sentidos. En primer lugar por su ubicación, privilegiada, en pleno Parque Natural. En segundo lugar, porque se asienta en un monasterio cisterciense del siglo XII que se constituyó como fortaleza defensiva de los musulmanes. El peso, y el poso, de la historia, se percibe en este magnífico edificio cedido a la Orden del Císter en tiempos de la Reconquista por el rey Alfonso II de Aragón. La casa madre es el Monasterio de Poblet, al que doce monjes y un abad se trasladaron a para consolidar la fe cristiana. Rehabilitado ocho siglos después, en esa recuperación se respetaron su valioso claustro gótico, su altar barroco del siglo XVIII, sus arcos apuntados y sus bóvedas de crucería.

El edificio fue una fortaleza de defensa de los musulmanes y en tiempos de la Reconquista (1194) cedida a la Orden del Císter por Alfonso II de Aragón. Doce monjes y un abad se trasladaron a para consolidar la fe cristiana. Transición del románico al gótico, presenta una arquitectura austera, contenida, sencilla y luminosa para una edificación que los monjes habitaron durante seis siglos y medio, antes de que pasara, en 1840, a ser propiedad privada.

Declarado Bien de Interés Cultural en 1983, hoy alberga un fantástico complejo de 62 habitaciones con piscina, un romántico jardín exterior, salones y amplias zonas comunes. El lugar perfecto para relajarse, disfrutar y reconfortar cuerpo y espíritu.