La antigua cocina del castillo lisboeta de San Jorge se ha convertido desde hace unos años en un hotel con encanto. Por ahora, el único dentro de un emplazamiento tan romántico. Mucho antes de esta transformación, un palacete del siglo XVIII se interpuso en este mismo lugar, en las cocinas de los Palacios de Alcáçova, lugar que hoy ha pasado a la historia como el Palazete das Cozinhas.

De las antiguas dependencias del castillo aún emergen vestigios medievales. La cisterna, sin ir más lejos. Pero priman los elementos de una arquitectura racionalista pombalina como los marcos de las ventanas y del portal principal, mezclados con otros de mayor libertad como el del remate de la fachada principal con la fecha probable de construcción: 1765.

Tras las puertas azules, arrebata la imagen del patio y los jardines donde se dejan ver pavos reales. No haría falta mucho más. Pero se vislumbran más detalles exquisitos: el edificio se corona por una moldura de azulejería, se da espacio a una mansarda y hasta hay hueco para una colección museística de los restos encontrados. Como es norma en los hoteles históricos de la marca Heritage, la decoración lleva la firma de Graça Viterbo. Por garantía de elegancia que no quede.

En el año 2007 se dio continuidad al proyecto con la ampliación de un edificio contiguo. De noche, el conjunto resulta irresistible. La alberca con flores, la salida al jardín perfumado… No extraña que la clientela acuda a él para celebrar su luna de miel con paseos en carruaje, o que el diseñador Jean Paul Gaultier sea uno de sus mejores clientes.